La alcaldesa de Denia está estudiando, entre otras posibles opciones, comprar agua a la vecina localidad de Xàbia antes que embarcarse en una infraestructura de tal envergadura.A finales de año, el pleno aprobó un informe en el que quedaba patente el rechazo a este importante proyecto, cuyo coste rondaría los 24 millones de euros. Uno de los principales motivos aducidos es que el Gobierno había decidido cambiar el lugar del vertido de la salmuera al puerto y no contaba con el permiso de la Conselleria de Infraestructuras.
Esta semana, la alcaldesa de Denia, ha insistido en que Dénia lo que ha hecho ha sido pedir «un alto en el camino» para que se estudien mejor las necesidades de la ciudad y se analicen las diferentes alternativas que hay sobre la mesa. Especialmente porque considera que una desalinizadora es innecesaria en la actualidad. De ahí que no entienda la insistencia de los socialistas en defender este proyecto en una situación económica de crisis.
En este sentido, la alcaldesa de Denia subraya que el borrador de convenio «que firmó Paqui Viciano en su día va a repercutir en el recibo del agua de todos los vecinos de Dénia y más ahora cuando no se sabe si será tan necesaria esta inversión». El motivo es que la previsión de crecimiento actual es muy inferior al que había cuando se planteó el proyecto de la desalinizadora.
La alcaldesa destaca que existen otras posibilidades para obtener agua que resultarían menos gravosas para los bolsillos de los ciudadanos. Entre ellas, Kringe apunta la posibilidad comprarla a Xàbia, donde ya existe una desaladora que no funciona a plena potencia y que está interesada en vender sus excedentes para amortizar su inversión.
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